Clarice Été: todas las chicas son peligrosas

Quizás el punto de todo el tiempo que pasamos navegando en trance por Internet es hacernos olvidar de que lo que realmente queremos es algo que nos saque del aburrimiento de la vida, para que cuando lo encontremos, nuestro entusiasmo sea mucho más fuerte. Al menos, eso es lo que sentí cuando leí por primera vez "todas las chicas son peligrosas" de Clarice Été. El poema tenía un sentido poco común de urgencia, coherencia, y fuerza. Todo parecía tan bien colocado que me preguntaba por qué esta pieza no era un clásico aún. Pensé que todos tenían que leerlo.

Las formas de escritura que se encuentran en el blog de Clarice van desde ensayos confesionales en flujo de conciencia, a poemas en forma libre, a piezas que parecen mas redactadas, y creo que los tres textos aquí presentados demuestran las distintas facetas de su estilo. Lo que más me gusta de su obra es como ella aprovecha una de las contribuciones originales de Internet a la poesía: la anteriormente imposible yuxtaposición de la vida escondida del escritor con la posibilidad de que cualquier persona tenga acceso a ese mundo. Su escritura es vulnerable sin ser forzada, tiene la intimidad de la música de cámara, y sin embargo da la impresión de que esta intimidad sólo es posible porque hay otra persona presente para ser testigo.

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todas las chicas son peligrosas

todas las chicas están tristes
todas las chicas escriben poemas hermosos todas las chicas viven pasiones incontrolables que las dirigen a la muerte
todas las chicas escuchan galaxie 500
y escriben sobre enfermedades letales todas las chicas leen a clarece lispector
y a wislawa szymborska
y la conocen tanto que pueden escribir su nombre como si fuese el suyo
todas las chicas se caen de la bicicleta del abuelo y llenan de ortigas su cuerpo pálido
todas las chicas desean lo inesperado
y se masturban en los baños sucios de las cafeterías todas las chicas murieron a los veinte años
y mataron a su padre dormidas en el circular todas las chicas son inocentes de los pecados que aún no se han atrevido a cometer
todas las chicas quieren
ser una estrella del cine porno por un día
y que un tipo las penetre hasta perder el conocimiento todas las chicas hablan con su gato en el regazo
de los amores que nunca van a tener
todas las chicas miran por la ventana
siempre más de la cuenta
esperando caer a una colchoneta hinchable
o en un universo desaparecido
todas las chicas sueñan con el delirio
y se disculpan tomando seroxat, lexatin, prozac
por las mañanas
y lsd, mdma, drogas sin nombres por las noches todas las chicas debaten sobre la existencia de dios
en la consulta de su ginecólogo
todas las chicas estudian el nombre de las galaxias ngc1512, supernova 1987a, m81, m104
por miedo a que algún día desaparezcan todas de golpe todas las chicas van a exposiciones de arte
para follar en la cocina de algún desconocido todas las chicas vomitan en el ascensor
antes de entrar en casa borrachas
todas las chicas mintieron en tercero de primaria para que su profesora sintiera lástima por ellas
todas las chicas ignoran el verbo amar
y se revuelven en sus cuartos del dolor de estar vivas

 

Busco un hogar como quien hurga en su herida

Necesito escribir como si supiese que el mundo se va a deshacer en mil pedazos. Llena de miedo y de temor pero con una íntima esperanza de que alguien pueda escucharme y el terror se desvanezca. No me importaría que todo acabase si supiese que alguien puede leerme y, que, podemos juntos salvarnos de la no existencia. Necesito escribir porque necesito sentir que existo en alguna parte de mi que aún desconozco. Necesito sentir que mis manos se mueven, ágiles y vívidas por un teclado que me sigue pareciendo inhumano. Necesito sentir que mis lágrimas aún puede flotar en mis ojos antes de suicidarse valientes por mis mejillas grasientas. Escribo, escribo, escribo y mi existencia se golpea con la nada. Escribo cuando me visto sin ganas y cuando me desenredo el pelo lleno de encrucijadas. Escribo por la calle mientras fumo y desobedezco alguna señal cívica que no comprendo. Siento que escribo constantemente poemas mentales que nadie podrá leer jamás porque no existen fuera del tiempo y del estado convulso de mi misma donde fueron creados. No se si esto tiene algún sentido pero prometo que escribo incansablemente y que mi obra es tan desconocida como yo misma, tan desconocida como todo lo que nunca ha nacido. Veo al mundo como a un gran poeta malherido luchando por sobrevivir al infierno. Veo al mundo y me miro en el espejo de los incomprendidos y me da asco que todo tenga que parecerse tanto a la muerte. Necesito escribir para saberme viva y aún decidida a arrojarme al vacío de los que nunca serán amados. El amor necesitado de un amor real. La realidad necesitada de algo tangible. Lo tangible necesitado de un sueño indoloro donde hacer crecer sus deseos. Si no existo imploro que alguien me pida disculpas por tanto sufrimiento en vano. Si no existo necesito que alguien me cure de tanta existencia lívida que me rodea. Pero existo, lo se por mis huesos siempre con tendencia a la ruptura. Lo se por esta necesidad fútil que nace de mis entrañas con el poder de un hijo muerto. Lo se por los vómitos y por los mareos inesperados que me convencen de que mi historia existe y es la historia de una pérdida. El hijo que no tengo me grita a medianoche y yo me levanto adormecida y escupo las náuseas que aún me quedan para ahogarme. El poder de la literatura es el poder de una niña idiota que no puede dormir por las noches. Es el poder que sólo se les concede a los infelices para que sientan que aún hay algo por lo que sobrevivir. Crear algo bello, en un lugar injusto y cruel, donde todo perece entre tanta enfermedad y muerte, ¿merece admiración o burla? Me distraigo preguntándome por el sentido absurdo de las cosas como si quisiera jugar a la filosofía con mi tristeza. Lo absurdo es intentar morirte cuando tu deseo de estar viva te asfixia hasta convertirte en un ser constantemente decepcionado. Ay, por fin el silencio, la noche oscura del alma y mi gato enredándose entre mis sábanas. Si la vida es esta necesidad de sentir algo, entonces vivo y más aún, me desconozco de tanta vida que me abraza sin saberlo.

 

mi habitación nunca dejará de ser un drama adolescente. if you close your eyes and just remember that this is what you wanted last night

llévame a un concierto
uno de esos deprimentes
en los que las chicas se ponen a llorar
y sus novios miran el culo de la chica de alante
bésame como si tocaran terrible love
como si las baterías estuviesen golpeando nuestro corazón y la ciudad, el tiempo, la vida
sólo mentiras que ahogan
déjame cogerte de la mano
(joder qué frías)
aunque esto sea un juego
un maldito juego estúpido
para correr en las escaleras de metro
y perdernos en los vagones
fingiendo buscar la salida
llévame a ese lugar
(¿existe?)
lejos, siempre lejos
y huyamos del tiempo
corramos cuesta arriba hasta el monte
hagamos un hoguera en su vientre
bailemos con todos los fantasmas del lugar recuerdos alimentando el fuego
(el fuego siempre quema la piel)
tiene que existir un lugar en ruinas joder
un puto lugar donde cumplir 21 años sea mentira la última parada de una línea inexistente
un sitio alejado y bonito
un lugar sin farolas ni semáforos
de casas destruidas
jardines sin flores
muertos felices
déjame morir aquí danzando en tu sangre
this is hardcore susurran los pulp joder déjame quedarme aquí para siempre
siempre
siempre
ssh


El blog de Clarice Été se encuentra aquí: http://memoryofmyforgetfulness.blogspot.com.es/
 

Evan Leed es escritor y cineasta actualmente viviendo en Buenos Aires. Además de ser Editor y Traductor de ¡OOMPH!, sus textos han aparecido en Shabby Doll House, Thought Catalog, Internet Poetry, y SEVENTY-FIVE, un compilado de ensayos sobre la performance de Marina Abramovic, "The Artist Is Present." Su obra de teatro "Calicut" fue presentado como parte de la New Paltz New Plays Festival en 2011.

www.evanleed.co.uk


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